Uno de los mejores compositores del Renacimiento, Carlo Gesualdo, tuvo una mente monstrusa. No sólo mató con ensañamiento a su mujer y a su amante cuando los pilló "in fraganti", sino que tras la muerte de sus dos hijos fruto de un posterior matrimonio se dio al masoquismo y acostumbró a flagelarse desnudo. De esta mente retorcida tal vez procedan sus también retorcidas armonías para el gusto de la época, que la posteridad ha considerado innovadoras y bellísimas. Aquí tienes un madrigal titulado Si mi muerte anhelan. Abstenerse "masocas".