El Bolero de Ravel posee un ritmo constante que se repite exactamente igual desde el comienzo hasta el final (se trata de un ostinato rítmico obstinado en decir una y otra vez lo mismo). En un exepcional corto del director Patrice Leconte el percusionista encargado de interpretar este loop rítmico con la caja se va poco a poco desesperando a causa de la repetición (no percibe ya, por tanto, la transformación tímbrica y dinámica que tiene la obra, que es donde reside su encanto). Aquí tienes el genial monólogo de cine mudo (estropeado por unos subtítulos agregados por quien "colgó" el vídeo que, aunque son comentarios del propio Leconte, lo estropean):