Una buena manera de entender la relación que existe entre la onda sonora y las cualidades del sonido consiste en construir una onda con nuestros cuerpos y hacer un osciloscopio viviente. A oscuras con linternas o con un tubo luminoso y flexible, se trata de imitar la onda: cuanto mayor la frecuencia (velocidad de la onda), más agudo el sonido; cuanto mayor su amplitud, mayor su intensidad. Y la duración de la onda, mientras haya sonido.