El profundo filósofo M. Heidegger decía que las biografías no eran importantes para comprender la obra de otros filósofos como él. Con bastante sorna decía de la de Aristóteles: "Aristóteles nació, vivió y murió". Aunque es cierto que las biografías son a menudo el lugar donde se esconden quienes no conocen el lenguaje de la música (seamos francos), no es menos cierto que hay retratos irrenunciables: es el caso de la Vida de Rossini de Stendhal (te recomiendo que entres en RNE y te descargues de Acompasa2 su lectura con ejemplos musicales) y de las Noches florentinas de H. Heine, de quien te propongo este fragmento para ver si adivinas a qué músico retrata:
"Detrás de él movíase una cara, cuyos rasgos eran los de un jocundo macho cabrío, y unas manos largas, peludas, que pertenecían al parecer a esa cara, se posaban a veces en ayuda del músico sobre las cuerdas del violín con que tocaba. A veces le llevaba también la mano del arco, y entonces una risa de aplauso, que era como un balido, acompañaba a las notas, que borotaban del violín cada vez más dolorosas y sangrientas. Eran notas como el canto de los ángeles caídos..."
La solución: aquí.
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